sábado, 3 de diciembre de 2011

Un invierno en Lisboa.

Hay ocasiones en las que uno tarda una fracción de segundo en aceptar la brusca ausencia de todo lo que le ha pertenecido: igual que la luz es más veloz que el sonido, la conciencia es más rápida que el dolor, y nos deslumbra como un relámpago que sucede en silencio. 

3 comentarios:

  1. A veces incluso se tarda más...
    Me encantó tu blog. Besos. :)

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  2. A veces hasta que no eres consciente del todo, no sientes el dolor. Será que es verdad que la velocidad de la mente es mayor que la de los sentimientos.
    Te leo!

    Un beso!


    EMME

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  3. Gracias por pasarte por mi blog y dejar tu pensamiento! me gusta mucho tu entrada, hay momentos en los que toca pasar pagina, aceptar que hay momentos y personas que se quedaron en el pasado, es dificil, es la vida.
    xoxo-L

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